19 Ene Pasando del Super 8
O pasando Super 8. Explicado a la ligera y sin seguir la RAE o la wikipedia, las de Super 8 serían aquellas películas que nacieron en torno a 1968 para ámbito doméstico y que incorporaban una banda de sonido stéreo en la emulsión. La anchura de la gelatina es de ocho milímetros y la perforación es algo más estrecha que las que tenía su predecesora, la película de 8mm, o Simple 8. No confundir con Single 8, que era la misma de Super 8 pero metida dentro de un cartucho (creo recordar que era japonés) para facilitar su carga en la cámara o tomavistas. Con todo, la peli de Super 8 ampliaba el formato del fotograma al disponer de perforaciones más pequeñas, luego obtenías mayor resolución. Aunque por entonces no se empleaban términos como resolución, megapíxeles y a los cineastas en general no les flipaba «tener más y más grano en la imagen». Era algo que existía sin más.
Las situaciones que se daban sin más o las opciones que había, así sin más, no se cuestionaban tanto como ahora. Eran fruto de la realidad creada en el momento, no había maníacos realizadores que pretendían adaptar su imagen o su lenguaje a pasajes antiguos, emular la estética de 1909… La narrativa visual nació pura y se explotó desde sí misma, experimentando de cero sobre el mismo medio, con sus nuevas posibilidades. De hecho, muchos crearon novísimas formas de expresión, aunque no necesariamente narrativa, pero sorprendente.
Después de pasar a digital algunas películas de Super 8 y otras tantas de 8mm me ha dado una sensación de lo efímero del material y de algunos recuerdos si no los guardamos en un disco duro. Incluso parecen más efímeras las películas mudas que voy telecinando, pues ya han perdido algo (el sonido). Entonces me doy cuenta que estoy contagiado por esa enfermedad de capturar lo antiguo, lo aparentemente efímero. Es un error. Seguramente sobrevivan los fotogramas a los archivos avi que guardo en el disco duro. Mientras haya proyectores de cine, existirá el pasado fílmico. Y si no hay proyectores, estarán las películas en sus rollos. Y si se quema todo estará el recuerdo, mejor material que un disco duro. Aunque la memoria también se borra, pero eso hace que sea más fácil hacer nuevas cosas.
Pues eso, si alguien quiere telecinar algo, tengo el proyector en el estudio. Sonoro.
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